Fragmentos del cuento del escritor italiano Umberto Eco.
Había una vez la Tierra. Y había una vez Marte. Estaban muy lejos el uno del otro, en medio del cielo, y alrededor había millones de planetas y galaxias. Los hombres que habitaban en la Tierra querían llegar a Marte y a los otros planetas, ¡pero estaban lejos!
…Un buen día partieron de la Tierra, desde tres puntos distintos, tres cohetes. En el primero iba un norteamericano, que silbaba muy alegre un motivo de jazz.
En el segundo iba un ruso, que cantaba con voz profunda “Volga, Volga”.
En el tercero iba un negro que sonreía feliz con dientes muy blancos en su cara negra… Los tres querían llegar primero a Marte para demostrar quién era el mejor.
El norteamericano no quería al ruso y el ruso no quería al norteamericano; y todo porque el norteamericano, para decir buen día decía “how do you do” y el ruso decía “ZPABCTBYUTGE”. Por eso no se comprendían y se creían distintos.
Los dos, además, no querían al negro porque tenía un color diferente.
Por eso no se comprendían.
Por eso no se comprendían.
Como los tres eran muy valientes, llegaron a marte casi al mismo tiempo. Llegó la noche.
Había en torno a ellos un extraño silencio, y la Tierra brillaba en el cielo como si fuese una estrella lejana.
Los cosmonautas se sentían tristes y perdidos, y el norteamericano, en la oscuridad, llamó a su mamá. Dijo “Mamie”… Y el ruso dijo “Mama”…. Y el negro dijo “ Mbamba”.
Enseguida comprendieron que estaban diciendo lo mismo y que tenían los mismos sentimientos. Se sonrieron, se acercaron, juntos encendieron un buen fueguito, y cada uno cantó canciones de su país. Entonces se armaron de coraje y mientras esperaban el amanecer, aprendieron a conocerse.
Por fin se hizo de día, hacía mucho frío. De repente, de un grupito de árboles salió un marciano. ¡Era realmente horrible verlo! Era todo verde, tenía dos antenas en lugar de orejas, una trompa y seis brazos. Los miró y dijo: ¡GRRR! En su idioma eso quería decir: “¡Madre mía! ¿Quiénes son esos seres tan horribles?
Pero los terrestres no lo comprendieron y creyeron que su grito era un rugido de guerra. Fue así como decidieron matarlo con sus desintegradores atómicos.
Pero de pronto, en medio del enorme frío del amanecer, un pajarito marciano, que evidentemente se había escapado del nido, cayó al suelo temblando de frío y miedo… El norteamericano, el ruso y el negro lo miraron y no pudieron contener una lágrima de compasión. En ese momento sucedió algo extraño. También el marciano se acercó al pajarito, lo miró y dejó escapar dos hebras de humo de la trompa.
Y los terrestres, de golpe, comprendieron que el marciano estaba llorando. A su modo, como lloran los marcianos. Después vieron que se inclinaba sobre el pajarito y lo alzaba entre sus brazos tratando de darle calor.
…Los terrestres habían aprendido una lección: que dos personas sean diferentes no quiere decir que deban ser enemigas. Por lo tanto, se acercaron al marciano y le tendieron la mano…
Contesta las siguientes preguntas:
1. ¿Qué diferencias separaban a los hombres de la Tierra?
2. ¿Qué los unió?
3. ¿Qué diferencias separaban a los humanos del marciano?
4. ¿Qué los unió a todos?